Desperté y las sábanas de mi cama estaban tiesas y teñidas de un bonito color carmesí. Pinches excesos con la coca, puta madre. Tengo que disminuir mi consumo, tanto por motivos económicos como de salud, M. se ha ido de mi vida. El gas se ha terminado y la ducha fría a las cinco treinta a.m. no es muy agradable. Libros y más libros amontonados sobre el fregadero, sobre el refrígerador, en el tanque para agua del retrete, junto a mi cama, sobre el éstereo, en los sillones, en la mesa, sobre mi máquina de escribir, a la intemperie en la entrada de mi casa. El refrigerador atascado botellas de vino blanco y de cerveza. Ceniceros vomitando bachitas de mota. Toda la vajilla en el suelo de la cocina. Cd´s en la charola del reproductor: Hot shots 2 de Beta Band, Revolver de los Beatles, uno pírata de Portishead, Yoshimi Battles the pink robots de los Flaming lips. El de los Ozrik tentacles que no me acuerdo cómo se llama.
Mi casera tocando la puerta a las tres de la tarde o a las diez de la noche o a las no sé qué. Pidiendo dinero. Le he pagado dos rentas por adelantado y aún asi sigue insistiendo.Es que he tenido muchos gastos dice. Un billete de quinientos lo arregla todo.Ducha fría y salir a la calle. Llamadas a algunas amigas.Fiesta en casa de familia acaudalada. Buen alcohol, excelentes drogas. De las mujeres mejor ni hablo. Al otro día al trabajo otra vez. ocho Horas en el limbo. Sin personalidad, uniformado y amaestrado.¿Entonces, las enchiladas cómo vienen jóven? Toma otra orden. Sonríe.¿Por que no dejas de meterte tantas chíngaderas? me preguntó M. al tiempo que yo encendía un bonito carrujo de hierba y vaciaba la tercer cerveza antes del mediodía. Lárgate de mi casa le respondí.
Abro un libro de poemas de Roberto Bolaño.
El día de hoy me han invitado a otra fiesta.