Una treinta y dos pe eme.
La tranquilidad de estar
aquí sentado
frente a la ventana,
acabando con unas cuantas
cervezas mientras la T V
da todas esas imágenes con
mújeres de sonrisas
cancerígenas gracias
a sus implantes de
suave silicón esterilizado
va directo atrás de
mi cabeza.
Afuera el cielo se
torna de un refulgente
naranja intenso
y temperamental, observo
abajo en la banqueta
un tiradero de basura;
Una hermosa escultura de
tonos pastel.
Un anciano camina
seguido de un perro al que
le falta una pata.
El perro se detiene y
orina en un poste.
Un trago a mi cerveza.
Y otro más.
Es tarde , debo de ir
al trabajo.
Bueno, no sé que esperabas,
aquí no hay nada interesante.
Tan solo un tipo medio ebrio
metido en un cuarto alquilado
tratando de hacer algo de poesía
para sobrevivir al hastío
de esta tarde y
mañana ser capaz de mirar
otra vez al Sol.