POEMAS PARA FUMAR CRACK EN EL BASEMENT

6.12.04

TIEMPO LIBRE

"Self improvement is masturbation.
self destruction is the answer".

-Tyler Durden




Otro día en el trabajo. Difícil trabajo. Aproximadamente 40 clientes en un día. 40 x 6 días laborables de la semana hacen un total de 240. esa es mas o menos la cifra de cabrones hambrientos con la que tengo que vérmelas semana tras semana. Algunos días son brillantes e incluso logro ser simpático, pero que tal esas ocasiones en que mi consumo desmesurado de alcohol y otras divertidas sustancias me obligan a asistir en un estado por demás inconveniente.
Hoy fue uno de esos días.

Sudando, con ganas de salir corriendo por la pinche paranoia post coca que siempre me invade luego de una noche de atascarme alegremente las narices, atendí pacientemente las exigencias y preguntas de los clientes del restaurante donde trabajo. Por lo menos guarde unas chelas en mi locker, así que cada vez que iba al baño me bebía una, lo que ocasionaba que luego tuviera que ir de nueva cuente al baño y ya estando ahí, me bebía otra. Así hasta quedar en un delicioso estado de ebriedad. Mis superiores deben de ser idiotas. Jamás notaron nada.

Luego al terminar mi turno me lance a ver al R. Quien tiene un puesto de discos pirata afuera del metro insurgentes y que además se dedica al trafico de sustancias ilegales. Esta ocasión tan solo compre un poco de hierba, necesito relajarme. Después me senté en un café mamón de la zona rosa y leí un rato. Douglas Coupland. Planeta Champú. Hasta ahora logre quitarme los prejuicios sobre Coupland. Creo que me estaba perdiendo de algo bueno. La mesera del café me observaba insistentemente mientras yo pasaba las hojas. Al fin me levante y mirándola con determinación le pregunte cuál era su nombre. Tienes algo en la cara, me dijo. Salí de ahí rápido y al llegar a casa me mire en un espejo y me di cuenta que tenia la cara llena de una especie de hollín.


Mas tarde me llamo C. Tengo un fiestecita, dijo. Me dio la dirección y colgué. La fiesta era en algún lugar por Tacubaya y no se trataba mas que de unos cuantos adictos a la piedra (llámalo crack si quieres ser esnob) reunidos en una construcción inacabada escuchando en una grabadora un disco de algo que me pareció Mars Volta, pero no estoy muy seguro. Así que le entre. Que otra cosa podía hacer. Ya bien puestos salimos de ahí con las mandíbulas apretadas y casi corriendo para comprar unos cosacos en alguna vinatería y después ir hacia mi casa o mejor aun a la casa de S. Seguro esta con unas amigas dijo C. Simón. Respondí. Tomamos un taxi. El chofer no oculto su expresión contrariada al notar el estado en el que estábamos. No hubo gran problema y llegamos a la dirección de S. Antes de llamar a su puerta destape un cosaco y me lo bebí de un trago. C. Hizo lo mismo. el padre de S. es era alcohólico, así que nada de bebidas en el interior del departamento de esta linda muchachita.

Después de llamar, salió a recibirnos B. una visitante habitual de S.

Su cuerpo vibraba y fluía lleno de vida debajo de un pantalón de mezclilla y una camiseta de los pumas. Obviamente B. había fumado hierba, su estado cachondon y risueño me lo dijo en un instante. Pasen, Pasen, chavos... no esperábamos a nadie mas por aquí.

Hola E. me dijo tomándome de la mano.
Hola B. respondí. Para ese instante las piedras ya habían terminado su efecto y yo ya quería mas, ya saben como es eso.

Adentro, el desorden habitual. Libros por doquier, ceniceros, ropa sobre los sillones. Discos compactos dispersos como flores sobre la alfombra. El fregadero lleno de platos sin lavar. Todo absolutamente caótico pero increíblemente limpio. Cosas de mujeres. C. reía y bromeaba con B.
y yo me instale en un sillón y tome la pipa atascada de maría que S me ofrecía con una mano de uñas perfectamente barnizadas. Di una buena bocanada. Me relaje. C. y B. nos habían abandonado y seguramente estaban gozando su juventud en la habitación de S.

S. hablaba y hablaba. Decía cosas acerca de una ciudad abandonada y de un cuchillo que tenia grabada la palabra "Caborca" y de poesía y de paginas web con fotos de accidentes automovilísticos y del dinero que le heredo su padre y yo tan solo estaba ahí escuchando y fumando hierba. Sin preocuparme por nada mas que ese mismo instante, hipnotizado por los labios carnosos de S. luego me dormí. Al siguiente día me esperaba, de nuevo, el trabajo.